Análisis | Kao the Kangaroo


El descafeinado regreso del canguro Kao

16 largos años después del último título publicado de la serie Kao the Kangaroo, tenemos lo que podríamos denominar un regreso en forma de reboot que se traduce en una nueva aventura del canguro Kao tras muchísimo tiempo en el limbo que, aunque entre entretenida y vistosa, no está muy a la altura de otros títulos de plataformas que hay rondando por el mercado, especialmente Crash Bandicoot, el que podríamos considerar su mayor competencia dentro de este género de animales que van saltando entre plataformas y golpeando en mundos 3D llenos de color. Es un juego que parece estar más pensado para los nostálgicos amantes de la saga que para introducir en el universo de Kao a nuevos jugadores para los que este canguro es totalmente desconocido, pero no deja de ser una buena opción para tener un juego de plataformas entretenido, que no divertido, a un precio no demasiado elevado.

Kao the Kangaroo presenta una historia sencilla en la que el joven canguro va en busca de su hermana Kaia, cuya marcha de la isla donde viven parece ser más una desaparición que una aventura para ella. Tras un sueño premonitorio, Kao parte en su busca siguiendo su rastro y también el de su padre, desaparecido hace mucho más tiempo (sí, es una familia de canguros que deciden marcharse de casa para vivir aventuras y acaban siendo secuestrados, una movida). No es una narrativa que enganche durante las primeras horas de juego, más bien un plano contextual para darle solidez a una campaña simplemente por el mero hecho de que tenga un porqué, sin pretender ser más intensa de lo necesario. Con una actuación de voz más amateur que profesional, el juego no tarda en pecar de monótono por todos lados, pero para echar unas horas muertas es bastante pasable.

Es cierto que mi indiferencia por el juego está causada por lo que creía que iba a ser un juego más consistente, con más vida; una puerta de reentrada a una icónica saga al principio de los años 2000, pero es una oportunidad perdida de invitar a los jugadores a descubrir, o redescubrir, a un personaje tan icónico y carismático como es Kao, en un mundo 3D muy colorido pero vacío, insulso, que parece estar únicamente destinado a un público infantil por su nula dificultad y nada desafiantes mecánicas de gameplay. El gran problema es que Kao the Kangaroo se ha quedado en esos años 2000, y no ha querido evolucionar demasiado más que en actualizar las bases de un juego con dos décadas de vida al año 2022. Aunque nunca ha sido un despliegue de medios, tras 16 años se prevé que haya un margen de mejora y novedades jugables, pero nada de eso.

Este tipo de juegos invitan (y casi obligan) a completar niveles y rejugarlos para lograr el 100%, pero en Kao the Kangaroo la primera vuelta ya resulta tediosa

El nivel tutorial de Kao the Kangaroo sirve como una pequeña premisa de cómo jugar, aprender las mecánicas y presentarnos el nuevo mundo de este juego, pero comete el peor de los errores para presentarnos un título de estas características: no vender emoción. Los primeros minutos se hacen amenos, divertidos, agradables, pero vas avanzando y el cuerpo te pide más desafío, emoción, adrenalina… esos sentimientos que deben aportar los juegos plataformas para picarte y seguir avanzando cada vez que mueres. Morir, cosa prácticamente imposible en Kao the Kangaroo, que sirve más para acumular vidas durante la campaña íntegra que para gastarlas. Mezclando niveles totalmente lineales junto a niveles de mundo abierto, recuerda en mayor cantidad a Spyro, pero en una versión menos adulterada y que resulta totalmente un camino de rosas donde la palabra «plataformas» se le queda algo grande.

El género plataformas es uno de los que me ponen más nervioso y, a la vez, más a prueba. Obviamente, por el reto que supone conseguir avanzar a través de los niveles y lo satisfactorio que resulta completarlos y, posteriormente, revisitarlos para conseguir todos los coleccionables que se hayan quedado por el camino. En Kao the Kangaroo es más complicado porque, una vez pasado el tutorial y pensando que es un nivel de calentamiento meramente útil para calibrarnos como jugadores con mucho margen de error, finalmente resulta ser un reflejo de que lo vamos a ir encontrándonos a través de los diferentes mundos y niveles: un showroom artístico para disfrutar de las vistas y el encanto de los escenarios pero no para aprovecharlos o medir nuestra habilidad en ellos. Es completamente una experiencia plana, aunque no por ello deja de dejarse jugar. No me malinterpretéis, es un juego chulo para pasar el rato, darle una primera vuelta y eliminarlo de la biblioteca.

Diría que el mayor problema es justo ese, que no solo no invita a segundas vueltas para el 100%, sino que la inicial ya se hace pesada a los pocos minutos de comenzar. Es un juego accesible para todas las edades, pero sigo pensando que se enfoca más en un público que se inicia en los videojuegos con entre 3 y 10 años. No hay confirmación de que sea su target, pero el juego lo dice a gritos. Existen otros títulos que, aun estando más enfocados a un público infantil, también pueden resultar altamente divertidos para edades mayores y no haber ningún problema respecto a esto. Kao the Kangaroo lo intenta, pero conseguirlo es más complicado. Siendo un juego cuya última entrega salió hace más de 15 años, el primer público al que tienes que enganchar es a tus fans más nostálgicos; el segundo, a los amantes de las plataformas haciendo un título del género que tenga desafío hasta llegar a frustrar, porque a los que nos gusta somos masoquistas por excelencia.

El combate, por otro lado, está más relegado frente a la exploración, que tiene mucho más peso en el juego. Los enemigos no son nada difíciles de vencer, y Kao tiene algunos ataques divertidos de ejecutar, si bien tampoco posee un estilo de combate muy avanzado a pesar de ser un canguro luchador con dos guantes de boxeo más grandes que él. Resulta bastante satisfactorio repartir golpes, aunque los combates sean puntuales y no haya un elevado número de enemigos repartidos por los mundos que recorremos. Son los diseños de los enemigos, y también los personajes, los que hacen que Kao the Kangaroo sea una experiencia más amena de jugar. Mientras que su gameplay está bastante desfasado, su narrativa resulta atropellada y su propuesta algo anacrónica, el apartado artístico del juego levanta con mucha fuerza el peso del juego.

Los escenarios son un deleite para la vista, con un apartado artístico realmente bonito

Sí, Kao the Kangaroo también tiene cosas buenas, bastante buenas diría incluso. No es su parte más gruesa, pero tampoco es para darle de palos con todo. En el caso de los escenarios y los mundos que presenta el universo del juego, es realmente bonito ver tanta variedad con unos mapas que, dentro de su simpleza, son vistosos, coloridos y llenos de vida (la poca que tiene el juego reside en sus mundos, sí). El apartado artístico del juego desarrollado por Tate Multimedia es un despliegue de una animación bien dibujada, hecha con mimo e interés para generar un estilo propio, manteniendo la esencia original pero ahora sí mejorando lo que hizo de esta franquicia una más reconocida a principios del milenio. La inmersión dentro del universo de Kao es total, tanto en los diseños de los mundos como en los propios diseños de los personajes, ya sean amigos o enemigos, forjando un registro desenfadado que da gusto ver.

El juego del canguro tiene encanto, mucho. Ese encanto que te pide pasearte por todos lados y descubrir lo que cada nivel oculta simplemente por probarlo, pero después de los primeros niveles no esperas nada más que dar cuatro saltos, otros cuatro puñetazos, y descubrir dónde se ocultan los coleccionables de cada fase. Como mayor punto positivo, además del estilo gráfico que presenta Kao the Kangaroo, es lo bueno que puede resultar para que jugadores que se estén iniciando en el mundillo de los videojuegos con edades de entre 3 y 12 años, puedan divertirse con una aventura que no requiere de grandes decisiones, ni con la que se desesperarán por el escaso desafío que supone. Me contenta verlo como un tutorial para los más pequeños, como una oportunidad de conocer el género plataformas en su vertiente más baja antes de hacerse mayores y pasar a un, por ejemplo, Crash Bandicoot, donde cada salto o golpe cuenta como si fuer el último.

Partiendo una lanza a favor del juego y su propuesta, es probable que no esté hecho para mí o para un público como yo y por eso me haya parecido así. No quiero que se me malinterprete, esta plataforma está basada en análisis con una elevada dosis de opinión personal, como un usuario más de videojuegos al frente de unos textos. El problema viene cuando, habiendo jugado a títulos que claramente no son de mi gusto, también me he llevado gratas sorpresas o me han llegado a impresionar mucho más de lo que nunca hubiera esperado. No es el caso de Kao the Kangaroo, al que me comprometo seguir dándole vueltas para ver si encuentro vida sustancial en algún punto del juego, o cuando esté tan frustrado de jugar verdaderos desafíos que necesite la ayuda de uno que me lo dé todo hecho. Fuera de broma. Si sois un público nostálgico, puede o no gustaros. Si os apasionan los plataformas, evitadlo. Si es un regalo para un niño o niña menor de 12 años, compradlo.


Plataforma revisada:

CONCLUSIÓN: Kao the Kangaroo es un juego principalmente enfocado a un público nostálgico o infantil, pero bastante incapaz de atraer a nuevos seguidores del target juvenil/adulto. Sin ningún tipo de dificultad o reto ni una narrativa interesante, el regreso del canguro pasa sin pena ni gloria únicamente salvado por un apartado artístico estiloso y destacable.

LO MEJOR:

  • El diseño artístico del mundo y los personajes
  • Toda la información que aporta el códice para conocer más acerca del lore
  • Perfecto para un público infantil que se quiera introducir en los videojuegos con un título de animación desenfadado y fácil

LO PEOR:

  • No supone ningún tipo de reto ni desafío para ser un título de plataformas
  • El regreso del canguro es bastante descafeinado, como si se hubiera quedado en los 2000 un título de 2022
  • Los niveles no invitan a ser rejugados… incluso la primer pasada se hace bastante tediosa

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